Seguimos la ola, y ella a nosotros, distraídos por el influjo del amor, buscando luz en las covachuelas más oscuras del alma,
donde anidan deseos, inquietudes y virtudes paridad de la necesidad.Somos seres añorantes de si mismos, perdidos en el delirio de un yo imaginario que nos protege de todo en la cárcel del miedo.
A eso le llamamos conciencia, y se la enseñamos a nuestros hijos.
Alokanand Diaz del Rio
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